En el mundo de la moda, los términos anglosajones están a la orden del día, y como a nosotros nos gusta mucho analizar estos términos, en este artículo vamos a ver cuál es el significado de la moda “fast fashion” y “slow fashion”, cuál es su origen, y cómo podemos evitar caer en este modelo de consumismo.
El término fast fashion hace referencia a la compra “rápida” de moda y accesible para todo el mundo, que en primera instancia puede verse incluso como algo positivo para el comprador, pero es todo lo contrario si nos ponemos a analizar todo el impacto generado en los diferentes ámbitos para lograr su producción y transporte.
Esta moda comenzó a ganar terreno en las últimas décadas del siglo XX, con marcas como Zara, H&M y Forever 21 (entre muchas otras). La capacidad de estas marcas para llevar rápidamente las últimas tendencias de la pasarela a las tiendas a precios accesibles transformó la forma en que la gente consume moda.
Analizamos a continuación los puntos más críticos de este modelo de negocio en la industria de la moda:
- Ciclos de Moda Rápidos: El modelo se basa en ciclos de moda rápidos, donde las tendencias cambian constantemente, incentivando a los consumidores a comprar con frecuencia y a fomentar el “usar y tirar”, contribuyendo al problema global de residuos textiles.
- Precios Bajos: Las prendas son fabricadas a menudo en países con costos laborales más bajos, lo que permite mantener los precios bajos.
- Producción rápida: Las marcas fast fashion producen rápidamente y en exceso grandes cantidades de ropa para satisfacer la demanda cambiante del mercado.
- Impacto Ambiental y Social: La producción masiva a menudo está vinculada a prácticas insostenibles, como el desperdicio de recursos, contaminación química, y condiciones laborales precarias.
Aunque la moda fast fashion ha facilitado el acceso a la moda en general, también ha generado grandes preocupaciones en términos de sostenibilidad y ética en la cadena de suministro, surgiendo así una nueva corriente alternativa de moda sostenible, ética y circular llamada “slow fashion” que busca abordar estos problemas mediante prácticas más responsables y conscientes.
Por lo que, en lugar de caer en la trampa de las tendencias efímeras, deberíamos optar por la moda slow fashion, un estilo de vida más ético y reflexivo, donde cada compra refleja valores de durabilidad, equidad y respeto por nuestro planeta.
¿Cómo no caer en la moda fast fashion?
Para evitar caer en la moda fast fashion y adoptar un enfoque más sostenible, como consumidor, puedes tener en cuenta las siguientes estrategias:
- Compra consciente: Investiga sobre las marcas y elige aquellas que se comprometan con prácticas sostenibles y éticas, como prendas hechas con materiales sostenibles (algodón orgánico, cáñamo, lyocell o poliéster reciclado).
- Calidad sobre cantidad: Invierte en prendas duraderas como prendas clásicas y atemporales en vez de seguir las tendencias de moda efímeras.
- Compra de segunda mano: Explora tiendas de segunda mano, mercados, o páginas/aplicaciones para comprar ropa usada. Esto reduce la demanda de producción nueva.
- Promueve la economía circular: Cuando ya no quieras una prenda, considera reciclarla o donarla en lugar de desecharla.
- Participa en iniciativas de moda sostenible: Apoya a las marcas que están comprometidas con la sostenibilidad y la transparencia en sus prácticas.
La moda slow fashion se abre hueco
Actualmente, existe una contraposición, como hemos comentado anteriormente, llamada moda slow fashion, un enfoque que busca crear prendas de manera sostenible y duradera, frente a los principios de la moda fast fashion.
Esta contraposición surge gracias a consumidores preocupados por la sostenibilidad y el planeta, y gracias a los comercios que se animan a plantar cara a las grandes empresas que practican el fast fashion. El método de acción de la moda slow fashion tiene en cuenta la producción local para reducir la huella de carbono, apoyando a los comercios de moda locales que ofrecen prendas de alta calidad y más duraderas utilizando materiales ecológicos y sostenibles, como algodón orgánico, lyocell o fibras recicladas en lugar de producir en masa artículos desechables con materiales de peor calidad.
La moda no debería ser rápida, debería ser una expresión cuidadosa de quiénes somos y de cómo queremos que sea nuestro mundo.
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