¿Neuromarketing en pequeños comercios?

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Si piensas que el Neuromarketing es un término futurista ideado para acabar con la humanidad, vas un poco desencaminado, no es nada nuevo y desde luego no va a acabar con nosotros. Se trata de aplicar conocimientos de neurociencia en el campo del marketing y comprender cómo los consumidores responden a ciertos estímulos, y en consecuencia toman decisiones de compra.

Así, las grandes empresas, gracias al neuromarketing, influyen en el comportamiento del consumidor mediante sus 5 sentidos: vista, oído, olfato, tacto y gusto.

Un ejemplo muy claro de neuromarketing es el uso de colores en el diseño de logotipos y envases. Muchas empresas de comida rápida utilizan colores como el rojo y el amarillo en sus logotipos y espacios interiores para estimular el apetito y la urgencia en sus clientes. Estos colores han demostrado activar áreas específicas del cerebro que influyen en la toma de decisiones de compra.

Claro está que esto lo han ido haciendo grandes empresas, pero la gran pregunta es… ¿los pequeños negocios pueden aplicar también técnicas del neuromarketing para influir en las decisiones de compra de sus clientes, o es algo que solo se permiten las grandes compañías?

Para nosotros, la respuesta es clara, también es posible, vamos a analizar cómo el neuromarketing puede influir en los 5 sentidos de los clientes dentro de un pequeño negocio.

Vista

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Es muy complicado que los pequeños negocios puedan influir en el packaging o presentación de los productos, salvo que produzcan o comercialicen uno propio, en ese caso se debe diseñar un packaging que quede en la memoria del cliente, teniendo en cuenta al público objetivo, que sea sencillo, pero con efectos visuales sutiles para dar profundidad y atractivo visual, con colores adecuados y acordes al tipo de producto, comercio e identidad de marca.

En el caso de que no se pueda influir en el packaging, el comercio puede jugar con aquellos productos que sean más atractivos visualmente, e incluso con la distribución dentro del lineal para que de una sensación placentera de orden y sea mucho más fácil acordarse de dónde está cierto producto. 

También es muy importante apoyarse en la cartelería dentro del punto de venta, ya que facilita el encontrar productos y precios mucho más rápido, y además añade un toque decorativo extra. Ojo, porque en exceso puede abrumar demasiado al cliente.

Oído

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¿Cuántas veces se te habrán venido a la cabeza los jingles del Mercadona o el Carrefour? Quizás hacer un jingle para un pequeño comercio es demasiado, pero acompañarlo con música y sonidos acordes con el tipo de comercio que evoquen emociones positivas, ayuda muchísimo al cliente a entrar en sintonía, a sentirse a gusto e incluso a permanecer más tiempo en el local.

Pongamos el ejemplo de un herbolario, donde una música mucho más relajante y tranquila acompaña a la experiencia y a la relajación, ya que una música fuerte, como el rock, rompería totalmente la experiencia.

Olfato

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Seguro que te habrás dado cuenta más de una vez al entrar a las tiendas de Springfield o Stradivarius, que tienen un olor tan característico que lo sabrías identificar a kilómetros, y esto también forma parte del neuromarketing, utilizar aromas específicos en tiendas o productos para crear asociaciones positivas y mejorar la experiencia del cliente.

El objetivo para los pequeños comercios es añadir este toque olfativo, agradable para una mejor experiencia en tienda y que se acuerden del comercio cada vez que huelan esa fragancia.

Gusto

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Este sentido es más complicado de abarcar, sobre todo para aquellos comercios que no pertenecen a la industria alimentaria, pero para aquellos que sí pertenezcan, es donde más se pueden lucir, ofreciendo muestras de productos para activar la percepción gustativa y aumentar las compras.

Esto también incentiva a comprar productos alimenticios que en un principio no comprarían, descubriendo nuevos sabores y productos que antes no hubiesen comprado, así la próxima vez que piensen en ese producto, lo asociarán a la tienda donde lo han descubierto.

Tacto

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Para aquellas tiendas que no puedan competir con el gusto, pueden hacerlo con el tacto, ofreciendo a sus clientes que puedan comprobar de primera mano cómo es y cómo se siente el producto en la propia tienda.

Así se puede demostrar por ejemplo la calidad de los materiales, pero además, añade una percepción de pertenencia al tocarlo en primera persona y tenerlo en la mano, que hace al cerebro decidirse finalmente por la compra, a diferencia de solo verlo en una caja.

La unión hace la experiencia

Cuantos más sentidos se abarquen en la experiencia del usuario, más satisfactorio será el proceso de compra, y el cliente se llevará un mejor recuerdo. Esto es muy importante porque es lo que determinará que el cliente vuelva a comprar en ese comercio, pero también a recomendárselo a más personas de su entorno.

Definitivamente, no hay una guía de éxito al 100% segura, por lo que se deberá ir cambiando de estrategias enfocadas al neuromárketing hasta que sé de con la adecuada en el comercio correspondiente, así también se encontrará esa identidad de marca que diferenciará del resto de pequeños comercios.

En un próximo artículo también hablaremos de las posibles implicaciones éticas del neuromarketing mal enfocado… ¡no te lo pierdas!

¡Gracias por leer este artículo!

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