Estamos seguros de que todos, al menos una vez en la vida, hemos pisado un mercado y tenemos más o menos una idea en la cabeza de cómo es físicamente, los productos que te puedes encontrar, y cómo funciona. Pero nos planteamos el reto de analizar más en detalle las funciones que desempeñan en la actualidad estos mercados, y de dónde surge todo el término en sí.
El mercado tradicional hoy en día
Aunque hay muchos términos modernos de mercado como por ejemplo el mercado bursátil, el mercado libre, el mercado de bienes y servicios, etc., nosotros en este artículo hablaremos del mercado tradicional, el típico donde vas a comprar verduras y pescado, y donde te puedes encontrar a la gente de tu barrio.
Estos mercados actualmente son centros de actividad social, cultural y económica que se mezclan con las tradiciones locales, para ofrecer una experiencia de compra con una gran variedad de productos frescos, locales, y hasta artesanos, permitiendo así un canal directo entre compradores y vendedores. Con ello, también se logra un estímulo económico local al respaldar a pequeños negocios y emprendedores.
Además, actúan como puntos de conexión social, fortaleciendo la unión comunitaria, ayudando a mantener prácticas culturales y tradicionales que podrían perderse. Y no nos olvidemos de que promueven la sostenibilidad al fomentar la producción local y reducir la necesidad de distribución a larga distancia.
En nuestra opinión, debemos valorar más estos espacios que tenemos repartidos por todas las ciudades, y promover su uso para fomentar el comercio local, y que las generaciones venideras no pierdan esta bonita tradición junto a lo que significa realmente un mercado.
Os dejamos una lista que hemos recopilado de todos los mercados que hay en Madrid, por si os apetece acercaros algún día para recordar viejos tiempos, y crear otros nuevos con vuestros seres queridos 🙂
Origen de los primeros mercados
Ahora que sabemos cómo funciona, vamos a echar un vistazo hacia atrás para ver a dónde se remontan sus inicios, y por qué a día de hoy forman parte de nuestro ADN como ser humano en sociedad.
Antes de que surgieran las grandes ciudades, lo que se hacía era el famoso trueque, una práctica que consistía en un intercambio entre productos, animales o incluso servicios, sin involucrar el dinero de por medio. Pero para hacer esto era necesario disponer de algo que intercambiar y alguien dispuesto a darte algo a cambio.
En el siglo VIII a.C en los inicios de la Antigua Roma, llegaron las grandes ciudades, donde en vez de ir casa por casa, y con el invento de las primeras monedas, surgió la idea de los mercados, en latín “mercatus” proveniente del verbo “mercari” que significa comprar. Esto se convirtió en un punto centralizado donde las personas podían ir y ofrecer productos o servicios, e incluso indirectamente surgieron puntos de sinergias que hacía intercambiar no solo productos, sino también culturas, vínculos y oportunidades al reunir a tanta gente en un mismo lugar.
Su evolución con el paso del tiempo
Así, remontándonos a la actualidad y con el paso de los años, los mercados hoy en día siguen funcionando y los vemos prácticamente casi en todos sitios, pongamos los ejemplos de los mercados municipales, los mercadillos o rastros, e incluso las ferias, donde hay venta de productos y servicios, pero también creación de vínculos cívicos entre ciudadanos, desarrollo de oportunidades de empleo, además de la promoción de diversos comercios.
Si miramos un poco de lejos, también podemos ver que incluso los actuales centros comerciales heredan e imitan el mecanismo que tienen los mercados desde hace ya tiempo, solo que en escala más grande, con almacenes de por medio y con productos más internacionales.
La próxima vez que dudes entre ir a un supermercado o un mercado tradicional, recuerda lo que implica el mercado tradicional, sus aportaciones y sus orígenes.
